En esta época del año uno de los platos más demandados son
los hongos, bien en revuelto o salteados. Utilizamos dos tipos de hongos, el onddo
zuri (boletus édulis) con textura más esponjosa muy agradable al paladar y el onddo
beltza (boletus aereus) con textura más tiesa pero con un aroma muy intenso.
Después de limpiarlos bien con un trapo húmedo, separamos
las txapelas y los troncos. Para el salteado y el revuelto nosotros
utilizaremos las txapelas. Los troncos los emplearemos para otras elaboraciones
salsas, guarniciones, acompañamiento de otros productos etc.
Troceamos los hongos en láminas. El onddo zuri en láminas gruesas
y el onddo beltza en láminas más finas y a continuación los confitaremos en
aceite de oliva a baja temperatura durante una hora.
Hay quien dice que es
mejor el aceite de girasol por su sabor neutro. Yo soy de aceite de oliva
virgen con poca acidez (0,3-0,4) creo que le aporta matices sin tapar los
aromas intensísimos que tienen los hongos ni su sabor. Una vez confitados le
escurrimos el aceite y reservamos los hongos para su próxima utilización. Hay
que decir que este aceite adquiere unas cualidades interesantísimas para posibles elaboraciones. Es espectacular
el Bacalao al pilpil con este aceite.
Para el revuelto saltearemos los hongos con unos ajos
fileteados para darles un poquito de color le añadiremos un poco de sal y los
huevos. A fuego bajo sin dejar de remover iremos cuajando el huevo muy despacio.
El resultado tiene que ser cremoso.
Otra manera es después de saltearlos con los ajos y darles
un poco de color, sazonarlos con cuidado y presentarlos tal cual o con una yema
de huevo cruda en medio, si es de gallina de caserio mejor. A mí es como más me
gustan…
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